He transitado estos tres meses con emociones encontradas, no puedo desconocer esas que son grises, nos atrapan entre ansiedad y depresión. Aquellas que alimentan la incertidumbre y nos empujan a la desesperanza.

El 1 de mayo estaba como Joaquín Sabina, lamentando la pérdida del mes de abril (Los planes para mayo en dehiloycrochet) me sentía aturdida y muy preocupada, no tenía forma de pagar por el hosting de la página dehiloycrochet.com y me sentía perdida. Había separado los escritos por temas y me estaba saliendo de todo mi esquema que hasta el momento tenía en mente.

Decidí dirigir mi energía en un punto al día cada día, una actividad que me aquieta, me centra, me permite encontrar en mis silencios los pasos hacía lo que quiero.

No les voy a mentir, cuando uno se compromete en tiempo de incertidumbre no sabe si puede cumplir pero yo quería hacerlo para mí y para aquellos que pudieran ver en mis imágenes algo distinto, un pequeño detalle, un poco de color, un poquito de cariño.

Las flores son ideales para eso, en este tiempo leí acerca de la simbología de algunas; de lo importante que son para toda la vida del planeta; de cómo se transforman en frutos exquisitos; de los compañeros infatigables como las abejas, abejorros, colibríes, entre muchos otros; de los aromas y perfumes naturales; y de la felicidad que promueven en un corazón inquieto.

Leí acerca de Bach; de la flora venezolana; los regalos que se hacen los gobiernos donde se regalan sakuras y jacarandas; de lo orgullosos que nos sentimos de nuestra primavera de oro en este territorio del trópico; y mi entrañable encuentro con las orquídeas de mi Mama Ana y de mi Mamá.

Las noticias no han cambiado, pero ya tomo distancia. Rezo cada día por todos, por la humanidad entera, trato de hacer todo con cariño y respeto a la vida. Aprecio en voz alta cada detalle que me regala la vida al despertar. No les digo que no es un poco más difícil unos días a otros, y es que el ego y la soberbia se disfrazan de por qué a mí, e incluso yo debería vivir esto, empujándonos a creernos el centro del mundo.

Puedes imaginar cuánto sufre la humanidad a través de las dolencias de propios y extraños; puedes reconocer cuánto vale la humanidad cuando se ve el esfuerzo de tantas personas que han pasado días tras días acompañando, amando, sanando, reconfortando, y alegrando.

Hoy les regalo esta flor que tiene los colores de la bandera de mi país, y siento que son los colores del bienestar, la esperanza y el amor.



Esta flor no cierra un ciclo porque es parte de un nuevo proyecto, ella es la primera de veinte piezas iguales, que formarán parte de un trabajo que viene un poco más pausado.

Hoy espero con todo mi corazón que todos los que estamos en este viaje de emociones y pruebas seamos sanados; que entendamos las dolencias del mundo, y que nuestro corazón este dispuesto a vivir con alegría, entusiasmo y siempre a la espera de lo mejor, pues nuestro entorno nos muestra que cada aspecto es valioso, solo es cuestión de decidir apreciarlo.

El patrón pertenece a Kazuko Ichida, publicado en la revista de ganchillo Punto Rama n° 80 del año 1985.