Es cierto que hombre y mujer en todo el mundo han tratado de establecer lenguajes que le permitan comunicarse entre sí. Sin considerar los idiomas, existen áreas donde la comunicación se hace universal, tal como es el caso de la música, la química, la matemática, o el crochet.
Para los tejedores de crochet las indicaciones de un patrón pueden estar escritos en cualquier  idioma pero los gráficos que representan cada puntada son entendidas en cualquier lugar del mundo. Es por ello que las revistas y libros especializados tuvieron tanto auge desde la década de los 60.
Empecé a interpretar lo símbolos técnicos con una revista de ganchillo artístico, cosa que no dudo nos pasó a muchos. Dos páginas al final de cada fascículo se encargaban de detallar los significados de los símbolos y las forma de como hacerlo. La preocupación por mostrar con detalle es tan palpable, que una niña de 10 años pudo aprenderlo. Hoy día no dudo que existan incluso mas pequeñas que hubiesen podido interpretarlos.
El tiempo aunado a los avances de la tecnología y la comunicación, nos puso a disposición el internet. Con ello una importante cantidad de espacios que se han conformado para la creación de comunidades. En las redes sociales, encontramos tejedores, artesanos, artistas, manualistas que coincidimos en plataformas como pinterest, instagram, youtube, facebook, twitter entre otras, y a través de las cuales se entretejen un sinfín de posibilidades para informar, compartir, enseñar, aprender, recrearse y disfrutar de las piezas a través de fotos, vídeos, audios o gif.

Nuestro lenguaje técnico que ya era universal, encontró cabida y una cadeneta, punto raso, punto bajo, punto escondido, pilar, punto alto, piña, popcorn, no tiene variación en otro país. Es probable que cambie la forma de tomar el ganchillo, pero es muy poco probable que un punto alto sea distinto. Además encontramos que las instrucciones para realizar una pieza, ya sea que venga escrito o como parte de un gráfico siempre quedará igual. Puede variar el tamaño por el grosor del hilo y la aguja, pero al guardar la fidelidad a las instrucciones del diseñador, el resultado quedará exactamente como se espera.

Mi experiencia a través de diversos tutoriales me han enseñado que la generación de contenido cada vez es mejor. Se puede explicar perfectamente la elaboración de una pieza, aunque su idioma no sea compartido por quien recibe la instrucción. He aprendido de excelentes tejedoras rusas los detalles para hacer paisey; de una chica coreana, aprendí a realizar un hermoso bolso de mano; de varias tejedoras en idioma inglés distintas técnicas de granny; y que decir de las formadoras en mi idioma, contamos con personas que se ocupan desde hace varios años en la formación virtual, cuando muchas aún ni siquiera nos acercábamos al internet con este fin, tal es el caso de www.tejiendoperu.com.

Las invito a experimentar con espacios en redes sociales donde se hable de crochet en distintos idiomas, y veremos la variedad de tejidos que podemos encontrar.
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