Esta flor tiene tantas variedades de colores que es difícil escoger un favorito. En las fiestas religiosas, en las escuelas, en las calles, en los cementerios era el adorno común durante mi infancia, tal vez eran más resistentes que otras flores, o simplemente porque era lo que se producía en la zona junto con el crisantemo amarillo.



Con respecto a esta flor son dos cosas que recuerdo. La primera es el impacto que causaba en mi las camas de plantación que eran iluminadas durante la noche en las zonas rurales.

En la puerta del páramo El Zumbador (Táchira, Venezuela), en la zona de Boca de Monte no recuerdo grandes plantaciones, pero si una importante cantidad de pequeños huertos de flores que pertenecían a casas de familias dedicadas a ello, muchos combinaban las plantaciones de flores con siembras de fresas y moras. Presumo que alguien descubrió lo bueno que era sembrar rosas y otras especies, entonces los claveles fueron sustituidos.

El segundo recuerdo, va de hace poco más de diez años, hacía un recorrido con mi carro por la carretera Panamericana en el estado Miranda, en algunos casos me tocó hacerlo de noche. Me sentía inquieta, pero veía la iluminación de las camas de plantación a lo lejos y esto me daba ánimo, me daba una sensación de acompañamiento, tal vez me hacía recordar los recorridos de mi infancia. Hoy día no se si existen este tipo de siembras en algún lugar de Venezuela.

En esta ocasión utilicé un patrón sencillo. Combina dos piezas iguales y se juntan para dar el efecto de la flor. Hay varios tutoriales en youtube puedes buscar por clavel crochet o carnation crochet.