Hay árboles de Navidad que son inolvidables, que marcan una época, y pueden pasar los años y siempre los recordarás de manera especial.

El primer árbol en casa de mis padres fue una rama seca, que tenía cuatro ramas que servían de apoyo, y otra rama se impulsaba hacia el cielo. Era muy parecida a una jirafa. Papá y Mamá compraron unas bambalinas rojas y otros adornitos.

Durante varios años hacíamos un recorrido a la montaña a buscar lama (musgo), piedras y otros materiales que usábamos para elaborar el pesebre. Creo que fue la Navidad del año 1982, cuando esta jirafa tomó nuestra sala, y al pie de ella el pesebre. Tengo una imagen muy clara en mi mente, y fue cuando se colocó el adorno final en la punta de la rama, es un recuerdo de alegría.

Luego de la jirafa nos mudamos a nuestra segunda casa, ya era propia no alquilada. Nuestra primera Navidad en esa casa fue en el 83, donde teníamos a nuestro pequeño hermano como Niño Jesús.

En esa casa había un enorme abeto, así que nuestro árbol estaba sembrado, era natural y era realmente grande. Mi Papá hizo una larga extensión de bombillos de colores, no eran muchos pero si los suficientes para generar una gran expectativa y emoción cuando llegábamos a la casa y ya era de noche.


Hoy le dedico este árbol a mis padres y hermanos. Recuerdo a mi hermano pedir, pedir y pedir un árbol a mi Mamá, y cuando llegó la primera vez tenía muy poquitos adornos, por lo que pueden imaginarse un árbol realmente sencillo, y muy verde. Ser el animador en la compra del árbol lo hizo responsable del montaje inicial por varios años.

Mamaita cada año se ocupó de irlo llenando, en un viaje de estudio que realizó en el mes de julio encontró unos adornitos en Londres, unos pequeños detalles que fueron ocupando algunas ramas. Los años siguientes llegaron las cintas navideñas, campanas, y otros adornos que fueron ocupando los espacios vacíos.

Un árbol que no puedo dejar por fuera, es el árbol plateado de mi abuela, tenía unas bambalinas en forma de lágrimas de color verde oscuro y otras redondas moradas. Las ramas eran de papel y por ello con el viento y la lámpara que le daba reflejos de colores causaban un espectáculo muy bonito. No tengo conciencia de cuántas veces lo vi instalado.

Si recuerdo cuando trajeron unos kit para hacer los adornos para ese árbol que consistían en una pieza en forma de copo de nieve transparente que tenía adornos como San Nicolás, hombre de nieve, y barras de caramelo, que se elaboraban con piezas de fieltro, bordado de lentejuelas y algodón.

De mi infancia no tengo mayores recuerdos de otros árboles, creo que en mi corazón se encuentra en primer lugar la jirafa, mi Papá y mi Mamá siempre se han dedicado a darnos lo mejor que han podido. Este ejercicio me ha ayudado a recordar y a tomar conciencia de cosas que había olvidado.

Al son de los aguinaldos venezolanos comparto la que podría llamarse el himno de los aguinaldos de mi familia.

La Rondallita - El burrito de Belén